Hallazgos arqueológicos en la Casa de Liniers: ¿Armas de fuego en la Casa de Liniers?: la presencia de perdigones de plomo
Estas notas tienen por objeto mantener a los interesados en contacto con las excavaciones y hallazgos que se llevan a cabo en el trabajo encarado por la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico, dado el interés que ha despertado este conjunto de los siglos XVII y XVIII debajo de la que fuera la casa del Virrey Liniers en San Telmo. En este artículo, que es el número 18 de la serie y escrito por Odlanyer Hernández de Lara en el año 2012, se hace mención a la presencia de armas de fuego en la Casa de Liniers tras el hallazgos de perdigones.
La excavación arqueológica en el inmueble de Venezuela 469, más conocido como la Casa del Virrey Liniers, sigue deparando minúsculas sorpresas, aunque recordemos que estamos trabajando debajo de sus pisos, en un contexto anterior a la familia Sarratea propietaria de la casa. Muchas de estas sorpresas han ido apareciendo en la esquina noreste, enmarcada por los restos de dos muros de ladrillos -aunque incluso la concentración de evidencias continúa por debajo de uno de los muros-, donde se ha detectado una importante acumulación de artefactos. Por ello todo el sedimento excavado ha sido cuidadosamente lavado, separando la tierra de lo demás, lo que ha permitido el hallazgo de cuentas de vidrio, escamas y vértebras de pescados, entre otras cosas casi imperceptibles durante el proceso de excavación.
Entre los pequeños artefactos detectados fuimos encontrando unas bolitas de metal que apenas se distinguían de la tierra y las rocas, que resultaron ser perdigones fabricados en plomo. Estos perdigones, hechos a partir de moldes, parecen tener una cronología de mediados del siglo XVIII aunque podrían ser más antiguos.
Es interesante anotar que hacia mediados de esa centuria, las balas y los perdigones se fabricaban de dos formas distintas: en moldes o vertiendo gotas de plomo fundido en un barril de agua. Estas dos maneras dependían del tamaño que se quería lograr, utilizando el molde para piezas más grandes y el vertido en agua para las más pequeñas, como son los perdigones. No obstante, en el caso que nos ocupa, a pesar del diminuto tamaño de los ejemplares, que oscilan entre los tres y cinco milímetros, todos fueron elaborados en molde.
Hacia 1782 un fontanero de Bristol perfecciona la técnica del plomo fundido vertido en agua al establecer las distancias desde las que se debía verter el plomo, ya que la forma anterior producía piezas en forma de gotas y con el nuevo aporte se lograba que fuesen más esféricas. Se crearon así las Torres de Perdigones, que fueron muy difundidas en Europa. En cambio, el molde, que era una técnica más antigua, dejaba una protuberancia lo largo de la junta que afectaba la aerodinámica del perdigón.
Pero un detalle a tener en cuenta es que estábamos en la periferia del imperio español, por lo que esas nuevas tecnologías que se extendían rápidamente por Europa pudieron demorar en aplicarse en el territorio de la actual Argentina, por lo que se pudo continuar la fabricación por moldes de los perdigones de plomo por mucho más tiempo. Lo cierto es que estas constituyen las primeras evidencias de la presencia de armas de fuego en la denominada Casa del Virrey Liniers, que fue testigo de las invasiones inglesas, de cuando los fusiles utilizaban piedras de pedernal para crear la chispa que encendía la pólvora.