«Botellas de cerveza ¿un sistema constructivo?»
El artículo titulado «Botellas de cerveza ¿un sistema constructivo?*» fue realizado por América Malbrán Porto. El trabajo ha sido incluido en “Arqueología Histórica Argentina”, como parte de las Actas del 1er. Congreso Nacional de Arqueología Histórica, páginas 489 a 592. Ha sido publicado por Editorial Corregidor, en la ciudad de Mendoza entre los días 9 al 11 de noviembre de 2000, ISBN 950-05-1438-9.
En marzo de 1998 pudimos realizar un rescate arqueológico en una casa del siglo XIX ubicada en la esquina de las calles Erézcano y Canale, en la localidad de Mármol, correspondiente al partido de Almirante Brown, en la provincia de Buenos Aires.
Los datos que figuran en catastro señalan como fecha de terminación de la casa el año 1899. Es una construcción de estilo italiano, casa chorizo; este tipo de casas fue muy común entre 1880 y 1915, se trata de viviendas unifamiliares, probablemente derivadas de la casa colonial, tomó de ella sus componentes y disposición: habitación, galería y patio. Tienen «ambientes construidos en hilera, siempre recostados sobre la medianera, comunicados entre sí, y con la salida a un gran patio» (Moreno, s/f: 24).
El rescate
El material rescatado se obtuvo de los escombros extraídos de tres pozos no controlados hechos por los obreros de la construcción, de 50 x 50 x 80 cm que se hicieron para dar lugar a los cimientos de las columnas que sostendrían el techo de lo que originalmente fue un patio; aquí se recuperó gran cantidad de fragmentos de gres de botellas de cerveza de tipo sinusoidal y cilíndrico. Esta etapa del trabajo no tuvo control debido a que se informó del hallazgo cuando ya habían sido realizados los pozos y el escombro se había sacado a la calle en espera de que viniera un volquete a buscarlo; sin embargo en una segunda etapa, cuando se comenzaron los trabajos para la instalación de un sistema de cloacas se permitió la entrada del equipo arqueológico a efectuar el salvamento.
Para el tendido cloacal se realizó una cala con orientación este-oeste, de 4.50 mts de largo por 50 cm de ancho y cerca de 90 cm de profundidad. A 35 cm de profundidad se localizó un contrapiso hecho con botellas de gres la mayoría de ellas completas aunque muy fragmentadas, las que pudimos fechar entre los años 1825 y 1910. Estas botellas fueron colocadas de manera horizontal y debido a la presión ejercida por el piso así como por los golpes de pico que recibieron al ser abiertos los pozos, se fueron quebrando; desgraciadamente sólo se pudieron rescatar dos botellas enteras. En este caso no se recuperaron materiales de otro tipo, salvo algunas semillas y material óseo que se enviaron a la Universidad de La Plata para su identificación botánica (Malbrán Porto, 2000).
El gres es uno de los materiales más comunes en contextos de excavaciones de arqueología histórica en Buenos Aires. En primer lugar se destacan las botellas de cerveza y ginebra, y en menor medida otro tipo de envases contenedores; es evidente que esta concentración de material se debe al masivo consumo de cerveza durante el siglo XIX, en la ciudad, el cual era casi tan alto como el del vino.
Las botellas de cerveza que se encuentran en Argentina son inglesas y corresponden a dos tipos básicos: sinusoidales y cilíndricas. Las primeras son las más antiguas y presentan dos variantes, bicolor o baño de chocolate y monócromas o lisas (Schávelzon, Op. Cit.:4).
El baño de chocolate consiste en que a la botella blanca se le aplicaba un baño de óxido de hierro color marrón que cubre la parte superior del envase hasta el hombro. En algunos casos se limita el hombro con una doble línea blanca y marrón. Coincidentemente son los envases más antiguos. Probablemente la gran demanda de recipientes llevó a los artesanos a eliminar los rasgos decorativos para acelerar la producción de envases; por lo mismo a partir de 1850 las botellas sinusoidales son monocromas y se continúan elaborando hasta principios del siglo XX. Estos envases comenzaron a entrar a la Argentina entre 1820 y 1825. Una de sus características principales es que nunca tienen la marca de la cervecería.
Las botellas cilíndricas poseen tres rasgos que las diferencian entre sí, estos son:
- El sello de la fábrica.
- La marca del envasador.
- El tipo de pico.
El sello de la fábrica generalmente se ubica en la parte inferior de la botella, en él figuran: el nombre del fabricante, la localidad, un número de lote y en algunos casos una letra o un número que corresponde al artesano que manufacturó la pieza.
En su mayoría las botellas recuperadas eran elaboradas en las siguientes fábricas inglesas:
FÁBRICA |
LOCALIDAD |
Port Dundas Potterry Co. | Glasgow |
J. Macintyre & Co. | Liverpool |
Grosvenor | Glasgow |
Price | Bristol |
H. Kennedy Pottery Barrowfield | Glasgow |
Las empresas cerveceras podían solicitar al fabricante las botellas con su marca. Los envases más antiguos tienen una inscripción en bajo relieve en el hombro, en el que se incluye el nombre del envasador, su dirección y la localidad en que se encuentra el establecimiento (Schávelzon, ibid. 5-6).
Más tarde se introdujeron al país las botellas con marca «tipo escudo», es decir con un relieve de color celeste y por último llegaron las etiquetas impresas, generalmente en negro o azul (Schávelzon, ibid. 6).
En 1895 existían en la Argentina 61 fábricas que producían más de 15 millones de litros de cerveza al año, entre las que se destacaban cinco grandes industrias funcionando: Palermo, Quilmes, Bieckert, Río Segundo y la Fábrica Nacional de Cerveza. Como parte del proceso de monopolización, en 1910 había sólo 24 fábricas, pero producían más de 29 millones de litros, para aumentar en 1914 a 29 fábricas que elaboraban 32 millones de litros por año. En este mismo año comenzó la sustitución de la importación de botellas de gres por envases de vidrio, que acabó en 1918. En 1906 llegaron todavía 630 000 botellas de gres, en 1912 la importación llegó a más de un millón; pero dos años más tarde comenzó una reducción brusca; el último envío se hizo en 1918.
Debido a que los envases eran importados desde Inglaterra, lo que implicaba demora en el transporte, los fabricantes se vieron obligados a reutilizar las botellas aprovechando la vida útil del gres. Lo que propició el uso intensivo y continuo de los recipientes sin etiquetas, es decir aquellos que estaban preparados para que se les colocara una etiqueta de papel.
Las botellas también eran usadas para mantener caliente los líquidos, a manera de termo o como bolsa de agua caliente para la cama, como cantimplora por los exploradores del «desierto» o los indígenas de las pampas, o como lastre en los barcos.
Mientras realizábamos el trabajo arqueológico muchos vecinos del barrio se nos acercaron para relatar la historia de la casa y todos coincidieron en el hecho de que en este lugar habían existido en el siglo pasado una posta y una pulpería, emplazadas en un punto estratégico, dada su cercanía con el Camino Real (hoy avenida Espora) que unía a Buenos Aires con Chascomús. Por lo mismo supusimos que las botellas de gres habrían pertenecido al establecimiento y que al quedar en desuso fueron descartadas aprovechándolas para realizar modificaciones en la construcción de la casa.
A medida que avanzamos con la investigación histórica descubrimos que en la mayor parte de las pulperías de la campiña no se expendía cerveza, por lo que debernos suponer que ésta era adquirida en la capital, en establecimientos específicos o bien directamente en la fábrica, por lo que tuvimos que descartar nuestra hipótesis inicial, dado que, además, no encontramos otros indicadores arqueológicos que nos remitieran a la supuesta pulpería, salvo algunos fragmentos de vidrio y gres pertenecientes a botellas de ginebra.
Durante la segunda década del siglo XX cuando se comenzaron a sustituir las botellas de gres por envases de vidrio, las primeras debieron ser descartadas; cabría preguntarse qué sucedió con todos estos envases, sabernos que muchos de ellos fueron empleados como borde para los canteros de plazas, pero además, podemos mencionar, a partir de la gran cantidad de informes recibidos a raíz del rescate realizado en el Geriátrico Erézcano, que también fueron utilizados, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, como sistema constructivo para contrapisos en las casas de principios de siglo.
Es evidente que era común el uso de envases de gres para preparar los contrapisos de las viviendas, lo más interesante es que estas botellas eran utilizadas íntegras y no fragmentadas como podría llegar a suponerse. De acuerdo a los cerca de 20 informes recibidos hemos encontrado que era común colocar la botella con el pico hacia abajo, con lo cual resultaba más fácil nivelar el terreno. Por lo mismo en Erézcano nos encontramos con una excepción al descubrir las botellas colocadas de manera horizontal, lo que en gran medida favoreció la fractura del material, debido a la presión ejercida por el piso y a la intervención de los picos de los obreros al romper el piso de cemento.
Nota
* Esta ponencia forma parte del Informe del Salvamento Arqueológico Geriátrico Erézcano.
Bibliografía
- Malbrán Porto, América. 2000. Salvamento arqueológico Geriátrico Erézcano. Informe de trabajos. Informe presentado al Centro de Arqueología Urbana. Instituto de Arte Americano. Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo. Universidad de Buenos Aires.
- Moreno, Carlos. «De la casa Chorizo al Chalet» en Diario Intimo de un País. s/f. La Nación. Bs. As.
- Volpe, Socorso. 1994. Tipología de recipientes de gres cerámico y precintos de cerveza. Excavaciones en Rosario. Centro de Arqueología Urbana, Publicaciones N° 19. Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas Mario J. Buschiazzo. Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo. Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina.