Hallazgos arqueológicos en la Casa de Liniers: objetos recortados rectangulares de tinajas coloniales
Estas notas tienen por objeto mantener a los interesados en contacto con las excavaciones y hallazgos que se llevan a cabo en el trabajo encarado por la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico, dado el interés que ha despertado este conjunto de los siglos XVII y XVIII debajo de la que fuera la casa del Virrey Liniers en San Telmo. En este artículo, que es el número 14 de la serie y en el año 2012, se hace mención a unos objetos recortados rectangulares de tinajas coloniales.
En una nota anterior habíamos mostrado como curiosidad la presencia en la excavación de algún objeto recortado de vasijas o platos más antiguos, para ser usados en algo diferente al original. Eso parecería ser bastante común en el mundo colonial y cuando no había tantos elementos y herramientas como en el mundo moderno: uno se arreglaba con lo que podía.
Pero nos llamó la atención que hubiese algún fragmento recortado de manera rectangular. No parecía ser algo exótico, demasiado diferente, aunque no supiéramos para que se la usó, pero con la continuidad de la excavación hemos encontrado otros diferentes tamaños y materia prima, en diversos sitios y sin relación entre sí salvo que viene de la misma excavación. Al menos por ahora no le encontramos sentido aunque no hemos podio investigarlos en detalle.
Ahora debemos sumar un fragmento de cerámica con cubierta verde, típica del siglo XVI español, casi única en Buenos Aires, de gran peso y grosor y un pequeño recorte de poco más de 3 cm de largo de un contenedor de los usados en forma habitual en el siglo XVII.
Tal como dijimos cuando mostramos los primeros recortes, rectangulares y circulares, siempre hay algo que no tiene explicación (o es difícil de hallar): en este caso fragmentos cortados de forma rectangular. Es cierto que hay otros objetos cerámicos que han sido recortados con funciones desconocidas, o que imaginamos, como las bases de los platos cuando se rompían los bordes y se ponían sobre el fuego para usarlos como si fueran una “plancha” moderna, y muchas otras que en los años hemos ido comprendiendo, pero ¿rectangular? Porque eso no es natural, nada se rompe en ángulo recto sin el accionar humano, no existe en la naturaleza. Y al menos tres lados son notablemente rectos y paralelos. Queda como otra incógnita más de este interesante sitio del pasado porteño, quizás el estudio del desgaste de los bordes nos lleve a entender una posible actividad que se hiciera en el sitio de la que nada sabemos.