Hallazgos arqueológicos en la Casa de Liniers: muros y más muros, la complejidad arquitectónica
Estas notas tienen por objeto mantener a los interesados en contacto con las excavaciones y hallazgos que se llevan a cabo en el trabajo encarado por la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico, dado el interés que ha despertado este conjunto de los siglos XVII y XVIII debajo de la que fuera la casa del Virrey Liniers en San Telmo. En este artículo, que es el número 20 de la serie y escrito por Odlanyer Hernández de Lara en el año 2012, se hace mención a la complejidad arquitectónica y los muros de la Casa.
Las excavaciones arqueológicas suelen comenzar por la realización de sondeos exploratorios, que aportan una primera visión de la estratificación del subsuelo y le permiten a los arqueólogos organizar una estrategia de abordaje de los sitios a investigar. En el caso que nos ocupa, la llamada Casa del Virrey Liniers, no fue distinto. Los trabajos comenzaron con una serie de sondeos que luego se convirtieron en trincheras, para intentar recabar algún indicio que orientara el estudio, ya que los planos con los que contamos no poseen tanta información como nos gustaría.
Uno de los temas complicados era que el actual patio de la casa tiene un piso de lajas modernas apoyado en una carpeta de cemento, que a su vez descansa sobre otra, de entre 15 y 30 cm de hormigón. No hace falta explicar el trabajo físico que conllevó remover esas primeras capas… Por suerte, luego tuvimos la oportunidad de utilizar un rotopercutor eléctrico que nos facilitó el trabajo. Esta es una de las “limitantes” de la arqueología urbana, que casi siempre conlleva al uso de herramientas no tradicionales en el portafolio del arqueólogo.
El caso es que en uno de esos sondeos detectamos lo que luego corroboraríamos: la primera pared de ladrillos; un muro de 80 cm de ancho. A partir de ahí la excavación se hizo extensiva, abriendo un área considerable que nos permitió observar horizontalmente la distribución arquitectónica. Muro tras muro, cada vez se complejizaba más la interpretación del espacio.
El análisis de los muros nos ha permitido ir explicando, al menos en parte, los distintos momentos constructivos del inmueble. Es así como hemos identificado al menos tres momentos, que parecen corresponder a los siglos XVIII, XIX y XX, aunque la exactitud cronológica no es tan evidente.
Teniendo en cuenta las formas constructivas, hemos podido correlacionar los muros que hemos numerado como unidades estratigráficas (u.e.) 7, 9, 13, 31, 39, 42, 43, 44 y 52. Estos parecen pertenecer a un mismo momento de lo que sería la etapa más temprana del inmueble, con una cronología que, tentativamente, sería del siglo XVIII.
Una parte de esta estructura fue demolida en algún momento, probablemente en el siglo XIX, o tal vez desde finales del XVIII. Esta demolición fue hecha para modificar la distribución interna de la casa agregándose los muros numerados como u.e. 5, 6 y 20. El muro 6 sería el último de los construidos en ese momento, en el cual se agregó un revoque que cubrió, por un lado, parte de los muros 5, 6 y 7. Contemporáneamente se le aplicó revoque a una parte del muro demolido (u.e. 47), lo que constituye uno de los aspectos que nos permitió interpretar la demolición del muro anterior como consecuencia de la agregación de los muros nuevos, aunque esto no funcionó en todos los casos.
Un detalle importante fue detectar, al abrir un área nueva de excavación -ampliando la ya excavada-, los restos del muro denominado u.e. 52 que corría paralelo al muro 5, lo que iba contra toda lógica constructiva. A eso se suma la diferenciación de ambos muros por las tipologías de construcción. El muro 52 parece haber estado conectado con el 47, que fue afectado por la demolición que produjo la interrupción.
Lo que parece cierto es que hubo una construcción anterior que fue modificada, utilizando los muros que ya existían para agregar nuevos ambientes. Pero también esta sufrió modificaciones. Al parece en el siglo XX se construyó una pared (u.e. 21 y 23) con un vano que permitía el paso, aunque fue tapiado poco tiempo después (u.e. 22).
En este momento también se modificó la pared Oeste, donde aparece una interrupción en la continuación del muro, que puede llegar a ser un vano algo estrecho, que fue tapiado con ladrillos en el siglo XX.
Por si fuera poco, la existencia de la Imprenta Estrada se hizo notar en este espacio, donde se construyeron varias columnas de hormigón armado para soportar un techo, aparentemente para utilizar todo este espacio que hoy es patio, como un lugar de trabajo. En uno de los primeros sondeos ya nos habíamos encontrado con una de estas columnas y luego con otra, pero esta vez su construcción había roto uno de los muros antiguos.
Una cuestión interesante que no podemos obviar: los muros fueron construidos casi en su totalidad con ladrillos fragmentados, con mitades. Esto respondía a un aprovechamiento de los materiales de construcción, especialmente en los cimientos. Pero además, encontramos baldosas y parte de tejas que también se utilizaron en la construcción de los muros. El único caso en el que se observan muchos ladrillos completos es en el muro 6, lo que da una idea de la complejidad de la interpretación de los arreglos arquitectónicos, sean grandes o chicos.