Hallazgos arqueológicos en la Casa de Liniers: siguen los cascabeles coloniales (¡una sonata!)
Estas notas tienen por objeto mantener a los interesados en contacto con las excavaciones y hallazgos que se llevan a cabo en el trabajo encarado por la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico, dado el interés que ha despertado este conjunto de los siglos XVII y XVIII debajo de la que fuera la casa del Virrey Liniers en San Telmo. En este artículo, que es el número 28 de la serie y escrito por Daniel Schávelzon en el año 2012, se hace mención al hallazgo de cascabeles coloniales.
Siempre sucede: cuando se hace público un objeto nuevo en la arqueología, resulta que no era tan extrño y hay por todas partes… en fin, así es la vida. De todas formas sabemos que en arqueología la unicidad de algo es precisamente poco trascendente ya que si buscamos pautas de comportamiento social o formas de vida cotidiana, lo que más nos habla es la redundancia. De todas formas uno no deja de sentir impacto ante esos “pequeños objetos perdidos” (al decir del clásico Noel Hume). En este caso el disparador fue el hallazgo arqueológico de dos cascabeles que hemos difundido en notas anteriores.
Poco después de publicados los de la excavación de Virrey Liniers surgió otro es una colección privada, hallado en San Antonio de Areco hace algunos años y que fue decoración de un llavero usado por el habitante local que lo encontró y entendió que algo debía ser.
Este cascabel, un poco diferente a los que muestra la parca bibliografía en América sobre ellos y que al estudiarlo resulta sutilmente distinto a los nuestros, es de fundición en cobre y reúne todas las características de los cascabeles antiguos destacando lo muy decorado relieve que es, lo que lo hace una pieza rara. No es posible en las fotos ver cómo se unieron los dos casquetes pero está tan bien hecho que parece una sola pieza.
El fechamiento es complejo ya que este tipo, fundido, con la argolla incluida en el molde mismo, grueso en sus caras, fue hecho desde el siglo XVI hasta 1800. Y su presencia en San Antonio de Areco, fundada en los inicios del siglo XVIII nos lleva a sospechar que es precisamente de ese siglo en que las técnicas estaban ya muy elaboradas para estos objetos. Aunque la calidad del relieve no condice con el grosor de las paredes, pero eso se debe seguramente al sistema de fundición en el molde con tanto relieve y material de baja calidad. Sabemos que se usaban entre muchas otras cosas, para colocarles a los caballos en las crines, que los hacía perder con más facilidad que cuando en tiempos coloniales tempranos se colgaban de las vestiduras para ahuyentar a los malos espíritus.
Agradezco a Horacio Bertero la información y ojala sigamos con este cascabelero musical, típico de fin de año.

Cascabel de función de cobre hallado en San Antonio de Areco