Los túneles del Hospital Borda: un misterio sin misterio, pero interesante
El artículo titulado “Los túneles del Hospital Borda: un misterio sin misterio, pero interesante” ha sido escrito por Daniel Schávelzon y es un informe preparado en el año 2012 para el Centro de Arqueología Urbana.
El Hospital Neuropsiquiátrico José Tiburcio Borda, sitio famoso en Buenos Aires y con una larga historia que se remonta tiempos jesuíticos en que ese sitio elevado frente al Riachuelo comenzó a usarse, tiene una mitología muy particular: sus túneles. Obviamente hay mucho más, pero nos interesaba la repetición constante del ese tema más aun ante posibles cambios e intervenciones en el lugar. ¿Había o no túneles antiguos? No era cuestión de repetir historias si no de ir y recorrer, lo que hicimos a fines del año 2012 a solicitud de la Secretaría de Planeamiento Urbano a la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico del GCBA. Buena parte del recorrido se hizo con la compañía de la Lic. Liliana Barela.
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Las galerías subterráneas modernas
El estudio de los planos y la cartografía antigua y moderna nos llevó a reconocer un sistema complejo pero absolutamente moderno, que sigue en uso y salvo un pequeño sector tapiado por haberse demolido lo que estaba encima, nada tenía siquiera de interesante. Lo recorrimos y son galerías rectangulares hechas de hormigón armado, por donde circulan las cañerías de los edificios: agua, gas, electricidad, desagües, que se usan todos los días para el mantenimiento o incluso para guardar cosas diversas. Las fotos son prueba indiscutible de la modernidad del conjunto que asumimos como construido entre 1950 y 1960. Realmente no hay nada que decir al respecto.
El Pabellón Amable Jones y sus cimentaciones accesibles
De todos los edificios el más antiguo y de mayor presencia como arquitectura es el llamado Pabellón Amable Jones. El nombre no es casual y responde a un médico y político nacional (1870-1921) de la provincia de San Juan. Se especializó en psiquiatría en Europa de donde regresó en 1892. En 1901 comenzó a trabajar en el antiguo Hospicio de las Mercedes con una tarea destacable. Por otra parte fue un intenso militante de la Unión Cívica Radical llegando a ser candidato a gobernador por su provincia, en franca carrera hacia la presidencia de la Nación tras ganar en 1920. Al año siguiente fue asesinado por militantes de los Cantoni, grupo independiente del Radicalismo. El año 1921 estuvo signado por su muerte ya que era un hombre que tenía todos los méritos para un alto cargo en la política nacional; a tal grado el incidente fue grave que los hijos de Cantoni se cambiaron el apellido por el de Bravo, y continuaron en la política por medio siglo más pero en el peronismo y aun continúan en la embajada en Rusia, cargo que Perón de dio de por vida por tres generaciones que continúan.
El edificio, cuya fecha exacta de construcción desconocemos, debe haber sido edificado hacia 1890-1900: es de una volumetría fuerte, pesada, con una mansarda superior, un patio central, galerías con columnas metálicas al exterior y tres pisos al frente. En la parte posterior estaba el sector carcelario del hospicio, hoy abandonado y casi en ruinas. El edificio sufrió cambios, abandonos y arreglos incluso recientes.
Desde la planta baja es fácil acceder al nivel inferior, una especie de sótano que en realidad es la cimentación que después de hecha no fue rellenada totalmente, cosa común en su tiempo e idéntica a algunos pabellones del Hospicio Moyano vecino. La idea en su tiempo era que se irían llenando lentamente con tierra, escombro o basura ya que no era importante siquiera gastar demasiado en hacerlo. Nadie imaginó qué pasaría al encontrar esas estructuras un siglo más tarde.
El recorrido de la subestructura muestra muros –cimientos en realidad- hechos de mampostería de ladrillos sin revocar. Los techos son generalmente de bovedillas de ladrillo con perfiles Doble T a la vista, sistema habitual para construir entrepisos. Se usó eso y no se colocó un simple piso porque al construir de esa forma quedaba aislado el suelo por el aire bajo el piso, a la vez que no se apoyaba sobre un relleno poco fiable.
El acceso a este conjunto se hace por una galería principal de mayor altura desde donde parten por diversas puertas o vanos, redondeados o rectangulares hacia galerías que están debajo de cada sector del edificio superior. El pabellón está construido sobre un enorme montículo, por lo que suponemos que debió iniciarse la construcción sobre el nivel original del piso en lugar de excavar, y luego se hicieron los terraplenes laterales para sostener el edificio y luego se comenzó el relleno interno que nunca se completó ya que si quedaba aire libre garantizaba la estanqueidad a la humedad.
Estas puertas van llevando de una galería a otra, cada vez de menor altura hasta llegar a algunas imposibles de pasar. Únicamente llama la atención el enorme pozo que hay debajo de lo que es el gran espacio central del edificio, que debe tener al menos tres metros de altura libre.
Todas las galerías están llenas de basura, desperdicios y objetos que por motivos complejos de entender fueron descartados o escondidos: cientos de bidones de plástico, antiguos cajones de madera que alguna vez tuvieron jabones, cientos de tinteros de vidrio, medicinas, vajilla de metal esmaltado, hasta camillas, calefones, hierros de todo tipo, material de construcción y cosas imposibles de identificar ahora especialmente por el óxido y la humedad. Buena parte de esos objetos es moderno, al menos no tienen diez años, y fueron meticulosamente llevados a los sitios más escondidos lo que implica un esfuerzo. Las pocas cañerías viejas que pasan por el sitio están totalmente deterioradas. Incluso hay parrillas para asado, actividad que resulta inimaginable de hacer en ese lugar sin aireación ni luz. Habría que decir que al menos hay una instalación reciente, posiblemente de gas que parece en perfectas condiciones y buena prueba del uso reciente del lugar. Si esta es la última instalación de gas, es posible que varias de las aperturas en los muros que muestran ser modernas, se deban a ese trabajo.
Se arrojaron muebles de madera, docenas de cajones de escritorios, instrumental médico, archivos, libros y papeles. La situación es trágica y sólo sirve para mostrar la situación imperante en el lugar durante muchísimos años.
Existen algunas acciones extrañas, al menos sin un estudio detenido: puertas abiertas en época reciente, agujeros en las paredes rompiendo ladrillos para ver qué había atrás y unas pocas zanjas o excavaciones entre muros cuyo objeto es inexplicable y que quedaron abiertas. Es decir que el lugar ha estado en uso, no frecuente pero desde sus orígenes a la actualidad sigue hay gente que accede allí. No hay evidencia de personas que vivan en el lugar ni que hagan uso frecuente ya que no hay olor ni desperdicios fecales.
En síntesis, una aventura urbana más que una investigación científica. Un sistema complejo de cimentación que quedó parcialmente abierto en su tiempo y que puede ser recorrido, lo que debe haber generado mitos múltiples sobre su profunda antigüedad y ambivalente función. En realidad son una excelente muestra de un conjunto hospitalario que tuvo nivel mundial, con grandes obras y profesionales, que luego vivió sólo decadencia, abandono y malos usos. Y así continúa.