«Arqueología urbana ´Todo Terreno´: dos casos de estudio en San Telmo (Salta 769 y Defensa 1460)»
El artículo «Arqueología urbana ´Todo Terreno´: dos casos de estudio en San Telmo (Salta 769 y Defensa 1460)» de Daniel Schávelzon (director de nuestro Centro) es una ponencia presentada en el XV Congreso Nacional de Arqueología Argentina, realizado en la ciudad de Jujuy, en el año 2007.
Esta ponencia pretende presentar dos casos de arqueología urbana; no se trata de situaciones especiales desde la perspectiva teórica sino simplemente dos casos complejos por las técnicas y los problemas que presentan, que si bien pueden ser comunes en este tipo de arqueología parecerían casi imposibles de resolver ante metodologías tradicionales de excavación.
Partiendo de dos principios básicos de la arqueología urbana : 1) se excava donde se puede y no donde se quiere, y 2) que cuando se puede no es factible porque los pisos son de hormigón o ahí vive alguien. Estos dos casos son ejemplos en que se aceptó el desafío técnico y se instrumentaron métodos y formas de aproximarse a los problemas que dieron buen resultado: uno porque simplemente el piso –y el subsuelo- ya habían desaparecido en una profundidad de tres metros; el otro porque los pisos no se podían tocar en ningún lugar ni forma, teniendo que acceder desde un costado.
La Librería El Subsuelo, Salta 769
Es una librería poco común que funcionó en San Telmo por muchos años, en un subsuelo, de donde tomó su nombre. Allí fuimos invitados por los propietarios a una investigación arqueológica e histórica motivada por hallazgos casuales producidos durante obras de remodelación. Se observaba que las obras habían dejado expuestos en el piso del sótano varios pozos antiguos y al menos una cámara de forma rectangular, además de algunos fragmentos de cerámica, azulejos antiguos, lozas y vidrios, producto de la remoción de la capa superficial del terreno.
El lugar es muy peculiar y eso es lo que nos movió a llevar adelante una temporada de excavaciones y estudios. Se trata de una casa construida hacia 1880 con un gran sótano debajo de la parte edificada, ya que antiguamente el terreno de al lado fue parte del mismo lote. El sótano tiene acceso por una escalera al frente, de tal manera que en planta baja el local ocupa sólo unos pocos metros cuadrados, estando la librería realmente en el subsuelo. Pero del sótano sólo se usaba la mitad; la parte del fondo permanecía cerrada, sin piso ni revoque en las paredes, tal como quedó al completarse su construcción hacia 1880. El sótano mide 13 metros de ancho por 20 de fondo. La casa que lo cubre sufrió ampliaciones en diversas épocas, siendo actualmente mucho mas larga.
El proyecto de investigación a desarrollar acordado implicaba, en un lapso muy corto de tiempo para no interrumpir las obras de remodelación, los siguientes objetivos:
- estudiar todo el material cultural lo que se hallaba en superficie por haber sido removido.
- dilucidar una serie de interrogantes respecto a alteraciones en muros y pisos.
- establecer una cronología para los eventos identificables en el edificio y en su subsuelo (es decir, construirle una historia).
- recuperar materiales culturales para su futura exhibición en el sitio.
- obtener información respecto a construcciones subterráneas e incrementar la existente sobre la vida doméstica en la zona
Es decir que se encuadraba dentro de los objetivos más amplios de otros proyectos ya establecidos en el Centro de Arqueología Urbana.
Hay que destacar que el piso del área a excavar, es decir todo lo no ocupado por la librería que tenía un piso construido, estaba alterado y en gran parte cubierto por un contrapiso aún fresco hecho con cemento. Hubo que levantar parte de éste para liberar áreas de trabajo. En base a eso es que se establecieron varios puntos de trabajo: una superficie cuadriculada en el extremo este del sótano, única que podía ser excavada en forma abierta, dos pozos ubicados en las mismas medianeras y que no habían sido cubiertos en las obras y que fueron identificados al revisar con cuidado los muros, un pozo de forma circular en la parte posterior que había quedado bajo el contrapiso y una estructura rectangular con un pozo anexo. Como trabajo auxiliar se levantaron materiales culturales encontrados en la gran cantidad de escombro que había en el sitio, tras una selección arbitraria.
El área más amplia de trabajo estuvo compuesto por 23 cuadrículas e incluyó uno de los pozos de medianera y la construcción rectangular que incluía otro pozo anexo. La superficie excavada, tras ser limpiada del escombro superficial, bolsas de cemento, ladrillos y otros objetos mostró ser la tosca estéril. Como se trata de un sótano, es decir una superficie ubicada a más de tres metros bajo el nivel actual de vereda, era lógico de suponer esto. Las cuadrículas G1, H1 y H2 mostraron pequeñas superficies de menos de un centímetro de profundidad en que el nivel horizontal había sido rebajado y había tierra negra en su interior con muchas marcas de carbón, material que, aunque nos adelantamos, suponemos que se guardó en ese sitio en sus primeros tiempos. El resto de cuadrículas no presentaba alteración o depositación.
El Pozo Medianero, o Pozo I, estaba en las cuadrículas I3 e I4, en la forma tradicional de Buenos Aires de hacer pozos para agua separados por una pared que pasa por su medio. La mitad estaba dentro del terreno y la otra mitad, del otro lado de la medianera, pero había sido destruido por el edificio vecino construido en época reciente. La mitad conservada medía 1.25 metros de diámetro por 0.60 metros de ancho, más el espesor de la pared que le pasa por encima. Debido a que el pozo era preexistente al muro de 1880 se le había hecho un arco para derivar las cargas, de 35 cm de alto. En el interior había una ligera capa de tierra y un muro interno de hormigón armado, incluidas las maderas del encofrado, producto del rellenado del pozo al hacer la obra vecina. La destrucción interna era absoluta.
En el extremo opuesto de esta superficie de excavación existía una estructura de forma rectangular que ocupaba tres cuadrículas. La excavación mostró ser una construcción rectangular que medían en su superficie 2.18 por 1.00 m y tenía 0.90 m de profundidad, con piso de tierra. En el extremo Este esta estructura se comunicaba con un pozo circular de 0.42 metros de diámetro a través de un agujero posiblemente cuadrado en origen, con los restos de una compuerta de metal sobre un perfil de hierro tipo H de 25 cm de ancho. En el otro extremo estaba aún en pié, como columna, un perfil de hierro H de 30 cm de ancho, que sostenía una de las vigas del techo. Esta había sido enterrada con una base de hormigón, rompiendo la pared de la cámara rectangular y posiblemente levantando el piso original. Luego establecemos una hipótesis del porqué de estas alteraciones. Unido a esta cámara está uno de los grandes pilares de mampostería que sostienen el edificio en su parte central, indicando que la cámara es posterior al pilar.
La excavación interna de esta cámara mostró estar compuesta por un sedimento suelto, nunca compactado aunque muy húmedo, con gran cantidad de carbón mineral y hueso totalmente pulverizado o deshecho por la humedad al grado de ser irreconocible e irrecuperable. Los materiales contenidos eran de gran tamaño: caños de hierro, baldosas francesas, azulejos de diversos tipos aunque en su mayoría del siglo XX, mucho vidrio plano grueso, plásticos y vidrios de botellas de vino. Más adelante se describen los hallazgos y su cronología. Es nuestra hipótesis que la cámara es en realidad el fondo de una cisterna construida junto con el edificio, posiblemente hacia 1880, a la cual llegaba el agua a través de caños, como era habitual, que desaguaban en el pozo redondo; de allí pasaban a la cisterna por una compuerta para evitar que la entrada supere la capacidad de almacenaje. La cisterna debió estar cubierta por una bóveda de cañón corrido. La forma en que se sacaba agua de la cisterna es hoy casi imposible de determinar y no deja de llamar la atención que los cambios que se observan en el techo del sótano, en cuanto al orden en que se han colocado las viguetas de hierro y que no siguen la forma original, sea coincidente con la forma de la cámara. Qué indica esto, nos es imposible de saber.
Posiblemente para el momento en que se colocaron las Obras Sanitarias, en 1890 se hicieron otras obras: se profundizó el nivel de piso del sótano hasta llegar al nivel de los cimientos, que ahora extrañamente no tienen bases, para transformar ese espacio en utilizable comercialmente. Años más tarde, quizás hacia 1910 o 1920, una de las vigas mayores que sostienen el techo entre los grandes pilares de ladrillos se fracturó, lo que obligó a colocar una columna extra de hierro. Esta fue puesta en el interior de la antigua cisterna sólo por casualidad –ahí fue donde se rompió- y se excavó en su interior para esta obra, rellenando después todo con materiales preexistentes y del momento, rompiendo el piso y uno de los lados de la ya desmantelada cisterna.
Pozo Medianero 2: se trata de un pozo ubicado exactamente bajo el muro medianero norte, a similitud del ya descrito, que quedó cortado al medio por la pared que le pasa por encima. Un arco bajo lo protege de hundimientos. La posición del pozo hizo imposible su excavación y salvo liberarlo y limpiarlo, y excavar sus primeros niveles de tierra limpia, no fue factible continuar. Medía en origen un metro de diámetro. Es nuestra presunción que el pozo era preexistente al muro, bajando desde la planta baja y que debió corresponder a una construcción muy anterior, posiblemente del inicio del siglo XIX. Al hacerse este edificio fue destruido hasta llegar a la base del cimiento de la obra nueva, en que se lo cubrió con el arco y se lo dejó simplemente así. Los ladrillos del arco superior son de 30 x 13 x 4 cm, es decir de mayor tamaño que los del muro que miden 28 x 14 x 5 aunque los de los pilares son iguales a los del arco.
Un hallazgo casual permitió observar que un pequeño respiradero ubicado en lo alto de esa pared había aprovechado el pozo por el lado externo a la pared usándolo como conducto de ventilación, lo que obligó a dejar un espacio entre medianeras en la planta baja. Una solución simple, aunque poco habitual, aprovechando lo que ya había.
Pozo Circular (no. 3): ubicado a un metro y medio del muro posterior del sótano se encontró un pozo de 0.90 m de diámetro que había sido cubierto por el nuevo contrapiso. Resultó haber estado excavado en la tosca y tuvo una cubierta en forma de bovedilla de ladrillos, rota al hacerse los pisos poco antes de nuestra intervención. Es evidente que, al igual que las otras construcciones ya descritas, es precedente al sistema de Obras Sanitarias en uso y quedó descartado desde 1890; desconocemos si fue cubierto por la bovedilla en ese momento y si esto fue coincidente con la bajada del piso del sótano, lo que creemos muy probable. Pero si fue así quedó vacío, ya que el relleno hallado en su interior, al menos lo excavado hasta una profundidad de 3,15 metros del nivel de sótano, es decir más de seis metros del nivel de calle, es de inicios del siglo XX.
El pozo posee un albañal hecho con baldosas francesas sin marca, restos del sistema de desagüe original de la casa. El sedimento interior mostró ser un relleno arrojado todo junto, en forma similar y con contenido similar a las otras estructuras subterráneas del sitio. Fue excavado por niveles artificiales aunque la gran dimensión del material en su interior lo hizo difícil. Se hallaron mosaicos, vidrios planos diversos, azulejos de todo tipo fechables entre los Pas de Calais del siglo XIX (“Marius Decroix, Aubagne”, “Carlo Rubbiani, Sassuolo” y “Rubbiani Sassuolo”) hasta los Art Decó de 1930, baldosas de vereda, madera, fragmentos de molduras, vidrio verde y negro de vino, macetas, artefactos de porcelana para electricidad y el grafito interior, hierros diversos de obra, una botella entera de malta, varias de vino francés, italiano e inglés fechables hacia 1900, vidrio de cerveza, azulejos blancos (“T. H. Folkers & Cia., La Amapola”, “The Trident, Marque Deposee”, “EAG” y “S.F.A.”) nacionales e importados (“Villeroy et Boch”, “Hercules”), Pas de Calais blanco liso y azul liso de 20 y de 10 cm de lado, botellas de “Licor San Pellegrino” y “Monte Cudine”, chapas diversas no reconocibles, dos pilas de porcelana completas del tipo usado para los teléfonos, huesos cortados con máquina eléctrica, un fragmento de vaso, caños diversos de cerámica y hierro, una ventilación de cerámica para inodoro, clavos circulares, lascas de mármol, un par de lozas siglo XX, caños de asbesto, carbón mineral, alambres, latas de conservas y adoquines. Hubo muchos fragmentos de vidrios templados del tipo usado para estantes de heladeras; también una alta presencia de placas de mica.
Este conjunto nos indica que es material proveniente de obras de construcción arrojadas allí hacia 1930, incluyendo algunos objetos cotidianos y algunos materiales más antiguos, de posibles demoliciones o cambios, sea en la casa u en otro sitio.
La puerta ciega en la medianera y otras estructuras no habituales: como parte de los estudios se nos consultó respecto a algunas curiosidades que eran visibles en los muros, y que por cierto eran intrigantes. La primera de ellas era un vano cuadrangular de 1.90 metros de lado, con un dintel hecho con una viga de madera cortada con hacha de 20 cm de lado, y que había sufrido arreglos recientes. El vano no tenía puerta ni marco y en él se veía directamente la tierra limpia, lo que resultaba al menos extraño. Es nuestra hipótesis que el propietario original, dueño en 1880 de este lote y el vecino, hizo dejar un vano preparado para una puerta, para el día que se excavara otro sótano al construirse un edificio en el terreno lateral. Es decir era una previsión para el futuro que quizás se consideraba inmediato. Si esto se hizo al construirse el edificio o cuando se bajó el nivel de piso del sótano, es difícil de desentrañar ahora, en que la pared ya ha sido revocada y el piso alterado perdiéndose toda evidencia al respecto. Al limpiar el piso se observó una hilada de ladrillos en forma de umbral, continuando al muro mismo por debajo del vano.
En el fondo del sótano se encontraba otra estructura extraña, formada por cuatro pilares de ladrillos de máquina, totalmente diferente a los demás del edificio, que sobre arcos de medio punto sostenían una caja de Obras Sanitarias de la planta baja puesto en 1890-91. La observación del plano de instalaciones indica que este fue construido precisamente para esa función; ya que había un sótano no había otra posibilidad que la de colgar del techo los caños de desagüe cloacal, y que la caja de inspección donde se unían los tramos de bajada con el horizontal debía estar soportada de alguna manera. Esta fue una solución simple, eficiente –todavía funciona perfectamente- y que no ha sido necesario alterar en más de un siglo.
Interpretación funcional y cronológica
Es nuestra reconstrucción que lo sucedido en el sitio es lo siguiente, al menos hasta disponer de mayor documentación o evidencias materiales: según el Catastro Beare, de 1860-1865 el terreno actual es sólo una parte de uno mucho mayor propiedad de Madalena (o Madaleno) Vivaldo, dueño de casi un cuarto de manzana diuvidido en dos enormes lotes; el nuestro es parte del I, que medía 23 y media vara sobre Independencia y 69 y un cuarto sobre Salta. Las construcciones eran pocas ya que el grupo mayor formaba una L sobre el frente con cinco habitaciones (“bajos de material”) y ocho ventanas con rejas, al centro había un zaguán. En la parte posterior del lote había otra construcción de menor tamaño. La entrada a la casa correspondía al número antiguo 255 y al terreno se accedía también por una entrada de carruajes en el número 249. La tipología es habitual en Buenos Aires y forma parte de las construcciones que dieron origen más tarde a la tradicional “casa chorizo” porteña. Lo de atrás lo suponemos cuartos de servidumbre o caballeriza, o todo junto.
Para 1880 el terreno esta subdivido y en manos de Don Luis Catti; las obras que encaró significaron la demolición de todo lo preexistente y según suponemos la casa excavada coincide con las habitaciones de la casa antigua por una parte y la pequeña construcción posterior al fondo; el pozo medianero posterior debió estar ubicado en la parte de la servidumbre, y al ser exactamente igual a los excavados en Defensa 751 y en Alsina 455, podía usarse desde adentro y desde el patio a la vez. El pozo medianero de adelante debió quedar justo sobre el muro interno de la casa hacia el patio.
Hacia 1880 todo fue demolido para hacer lo que ahora existe: se construyó esta casa con un sótano reducido y una parte del lote pasa a ser galpón. Esta casa tenía un pozo ciego al fondo y una cisterna para agua. Poco más tarde, quizás en 1890, cuando es necesario –y obligatorio- instalar las Aguas Sanitarias, se aprovecha el trabajo en el sótano para instalar los cloacales, para excavar y hacer más amplio el subsuelo, destruyendo en esa ocasión la cisterna y los pozos, aprovechando como ventilación los restos del pozo compartido más antiguo; se deja un vano para una posible puerta futura; los pozos debieron simplemente haber sido tapados con tablas o chapas, quedando vacíos. La escalera actual, de hormigón, debe ser ya del siglo XX.
Según lo comprendido creemos que hacia 1910-20, una viga del techo del sótano se quebró por lo que fue necesario apuntalarla y se aprovechó para colocar la columna dentro de la cámara preexistente, la que ahora sí fue rellenada; quizás en ese mismo momento también se rellenó el pozo contiguo y se desarmó el sistema de cierre para la comunicación entre ambos. Suponemos que esto coincidió con un cambio en el uso del sótano, quizás el inicio del alquiler como comercio. Sabemos por la historia oral del barrio que allí funcionó, antes de la librería instalada en la década de 1960, una fábrica de heladeras; se hallaron varias docenas de fragmentos de vidrios gruesos del tipo usado en los estantes de los interiores de esos artefactos. A partir de ese momento no hubieron más cambios hasta fechas muy recientes.
Entre los objetos se hallaron restos óseos que fueron analizados por Mario Silveira. En el material de superficie hubo en total 31 restos óseos que correspondieron a Bos Tauros (NISP 1 y MNI 1) y Gallus gallus (NISP 2 y MN 1) además de 28 fragmentos de mamífero indeterminado. La mayoría de los restos de Bos taurus son partes medias de costilla (25 en total), uno es de vértebra y dos diáfisis. Casi todo el material presenta cortes efectuados con sierra eléctrica con huellas de corte de cocina.
En el Pozo 1 se hallaron ocho restos óseos, reconocidos como Bos taurus (NISP 1 y MNI 1) y Ratus ratus (NISP 1 y MNI 1). De clase hubo Mamalia indeterminada seis fragmentos. en su totalidad son partes media de costillas. Presentan en todos los casos, salvo para Ratus ratus, cortes efectuados con sierra manual y un fragmento tiene marcas de cánidos. En el Pozo 2 se halló un solo fragmento de Mammalia indeterminada (M1), una parte media de costilla, con cortes de sierra manual y huellas de corte de cocina. En el Pozo 3 hubo 63 restos óseos, reconocidos en su totalidad, habiendo Bos taurus (NISP 12 y MNI 1), Ovis aries (NISP 1, MNI 1) y Gallus gallus (NISP 21 y MNI 3). Identificados por clase hubo de Mamalia indeterminada 22 fragmentos y de aves siete. Los fragmentos de Bos taurus corresponden. a un fragmento de hoja de escápula, un fragmento de epífisis distal de húmero, una parte proximal de costilla, un fragmento de la tuberosidad lateral del húmero y ocho fragmentos de vértebras lumbares (corte bife de costilla). De Ovis aries una epífisis distal de húmero de un animal adulto. Tenemos tres ejemplares, dos de animal adulto (gallina) y uno juvenil (pollo). Se trata de animales de razas actuales, es decir no son de raza criolla. Los de Mammalia indeterminada corresponden a M1 y lo más probable es que sean de Bos taurus. Casi todo el material de mamíferos presenta cortes con sierra eléctrica con huellas de corte de cocina. En la Cámara rectángular habían quince restos óseos, siendo uno de Bos Taurus y el resto de Mammalia indeterminada y lo más probable es que correspondan a Bos taurus. Doce fueron también de la parte media de las costillas. El material presenta cortes efectuados con sierra manual, aunque en algún caso se ha usado eléctrica. Hay huellas de corte de cocina.
Como conclusión del material faunístico el total de material es de 118 fragmentos. Estos nos permiten entender que pertenecen a finales del siglo XIX e inicios del XX, sin ataques o alteraciones salvo algunas marcas de cánidos, que los cortes son para tira de asado, puchero y “bife ancho” y que esto como conducta de consumo indica que estuvo centrada en carne vacuna con complemento de ave doméstica y un pobre consumo de ovino. En líneas generales es casi la conducta de consumo actual.
La Casa del Túnel, Defensa 1460
Una de las más extrañas propiedades del barrio de San Telmo es la ubicada en Defensa 1460, allí hicimos algunas observaciones preliminares en el año 2001 porque el propietario había dejado a la vista construcciones antiguas. Esa primera etapa se suspendió por la necesidad de apuntalar el túnel, por lo que sólo al año siguiente fue posible retomar el trabajo. En esa nueva oportunidad se encontró que lo existente era una galería construida con la planta baja del edificio que aun existe (levantado en 1889) y que unía el frente con un patio posterior. Fue la interpretación inicial que se trataba de una casa construida en varias etapas sobre los restos de una muy antigua, que para ganar nivel quedó bajo un relleno de un metro, con los pisos intactos. Esto es raro en la ciudad y eso le daba un fuerte valor para la arqueología de Buenos Aires.
Lo primero que llama la atención en este edificio es la galería subterránea que recorre el lugar por debajo. Impresiona el encierro en que se encontraba al haberse clausurado las ventilaciones, haber sacado la escalera posterior y tapar la luz desde la calle; si a eso le sumamos el abandono, mugre, agua chorreando por las paredes y piso, escapes de gas y paredes perforadas, es realmente un lugar llamativo, fácil de confundir con un túnel misterioso o con leyendas de todo tipo.
La realidad es más simple, se trata de una galería o circulación de servicio hecha en forma subterránea, lo que no es raro en la ciudad; quizás el mejor ejemplo conservado es la antigua casa de la familia Fernández Blanco. Este tipo de acceso permitía que el personal de servicio penetrara por la puerta y bajara a la galería por una pequeña puerta lateral y que luego pasara bajo la casa hasta una escalera que le permitía el acceso al fondo sin ser vista; era habitual tener habitaciones para ellos o para depósito a los lados de estos pasos y allí estaban los pozos de basura, de agua y el aljibe. Este es un buen caso de este tipo de arquitectura que dejó de funcionar al haberse remodelado la casa para poderle hacer un piso más a inicios del siglo XX; con el nuevo proyecto el sistema quedaba inutilizado e inutilizable.
Lo hallado nos permitió entender que se trataba de tres construcciones superpuestas, lo que se hacía evidente con los agujeros hechos en los muros de la galería bajo tierra. Por ellos se veían debajo del relleno de tierra puesto para darle altura a la planta baja, los pisos de una casa del siglo XIX.
El terreno actual mide poco más de 60 m de largo por 8.60 m de frente, lo que en el siglo XIX fue aprovechado por Diego Noble para construir una casa que fechamos hacia 1820. En el Catastro de Pedro Beare figura como Defensa 772, con doce habitaciones, tres ventanas al frente y un valor de $ 100.000, lo que era mucho en su tiempo; es decir que se trataba de una casa grande y de valor ubicada sobre la Calle Real aunque pasando el zanjón de la calle Chile hacia el sur, es decir, un poco menos importante. Tenía un zaguán techado sobre el lado norte, un primer patio y luego un paso que llevaba hacia el terreno al fondo donde debían estar los espacios para el servicio, caballeriza y todo lo que nunca se describía ni se incluía en los planos por burdo pudor.
En el año 1889 o poco antes la casa fue demolida y se construyó, como propiedad de Vicente Pontremoli, una casa diferente, más señorial y acorde a la época, que seguía la misma tipología de “casa chorizo” estirada a lo largo del terreno pero que definía los tres patios de rigor, los dos primeros separados por el comedor transversal y el terreno del fondo. Como el sector de servicio se hizo al fondo se usó el recurso de levantar la planta baja –escalera de entrada mediante- y hacer una galería bajo tierra, entre los cimientos, que llevara al fondo. Todavía hoy es esa circulación de servicio la que existe aunque anulada. Su extraña forma, en que los cinco ambientes que hay tienen ángulos en sus muros, se debe a que los cimientos corresponden a los cambios en las paredes de arriba. La vieja escalera de madera de servicio se la ve bien en los planos de esa época y aun están las marcas en la pared bajo tierra.
Hacia 1910 se produjo un nuevo cambio: se edificó un nuevo piso encima del existente, cambiando la tipología de la casa; también se hizo un nuevo frente va a dejar dos entradas, una a la planta baja ahora transformada en tres departamentos unidos por un corredor y una casa señorial en la parte superior. Abajo quedará olvidada la galería aunque una ventana a la calle le dará un poco de luz, por arriba los cambios harán irreconocible la vieja casa Pontremoli; se canceló la escalera de madera, se cerraron los ventanucos hacia el sótano y se lo olvidó casi totalmente. Si no fuera por las cañerías que pasan por allí nadie sabría ni que siquiera existía.
Trabajar en un edificio de esta naturaleza, en situación de riesgo, implica hacer las cosas muy rápido y tocar lo menos posible. Es cierto que esto no es científico, es simple supervivencia, pero era una buena oportunidad difícil de dejar pasar. Por lo tanto se optó por dos caminos: hacer observaciones sobre estratigrafía visible en los llamados “nichos”, relevar todos los detalles de arquitectura, aprovechar los agujeros y pozos en pisos y paredes para obtener todos los datos posibles, limpiar la Habitación 1 hasta dejar las baldosas visibles, perfilar rellenos y excavar una cuadrícula.
La observación a través de nichos en las paredes, incluso en perfiles excavados, no parecería ser una técnica muy ortodoxa, pero en los últimos años ha sido usada incluso para la meticulosa arqueología prehistórica. No hay duda que arrroja lecturas parciales pero permiten ayudar a una reconstrucción más detallada de los procesos de transformación del sitio. En este caso se ha logrado un perfil bastante bueno a lo largo de 50 metros.
La Habitación 1 se encontraba ya casi liberada de su relleno por trabajos del propietario hasta llegar al nivel de un piso de baldosas antiguas provenientes de Francia. El techo eran las vigas de madera del piso uno de los ambientes de la planta baja de la casa actual. Mide 3,20 por 3,95 metros de espacio liberado.
El piso antiguo de baldosas cubría casi la totalidad del recinto, siendo evidente que quienes construyeron la casa de 1889 cuidaron de no destruirlo seguramente para que cumpliera funciones de protección de la humedad. Paralelo al límite oeste, es decir a la tierra del relleno, se encontró la marca de un muro de ladrillos de 20 x 40 x 5 cm que en su extremo norte se alteraba por un umbral de puerta de 1,10 metros de largo. Esta pared se cimentaba sobre 17 hiladas de ladrillos de 32 cm de largo.
El muro medianero resultó interesante ya que muestra evidencias de haber sido rehecho con ladrillos provenientes de la casa antigua, incluso con restos de revoques con pinturas blanca y amarillenta; la mayor parte de los ladrillos mide 4 x 26 x 32 cm. Hay dos fragmentos de zócalos en su sitio con dos capas de pintura azul casi negro. El muro al este es similar aunque mejor hecho. Por debajo de las baldosas hay un nivel de enladrillado, que por la calidad de su manufactura hace pensar en un piso de uso previo y no en un contrapiso; por debajo de los ladrillos sí hay un contrapiso de cerca de 5 cm de espesor.
La cuadrícula hecha en ese piso mostró la presencia de un pozo o zanja rellenado, tapado por los pisos de ladrillo y baldosas y por lo tanto precedente en el tiempo. Los niveles mostraron ser similares en relleno, textura y composición con alta concentración de hueso quemado fragmentado (menos de 2 cm), carbón vegetal, cal de revoques y fragmentos de ladrillos, más grandes cuánto más abajo. Hubo poco material cultural siendo éste siete tejas, cinco clavos cuadrados, dos vidrios planos de 2 mm, una loza Creamware anular, dos Whiteware y una cerámica del tipo Utilitario color marrón. La observación de la zanja o pozo indica que allí se arrojaron primero fragmentos de mampostería y que luego hubo un fuerte relleno con fragmentos menores , con hueso fragmentado y carbón; las lozas eran todas menores a un cm por lo que se descarta que fuera un tradicional pozo de basura. Le damos, en forma tentativa, una función constructiva o estructural de la casa inicial, que luego fue rellenado con otros restos que incluían un fogón, que al ser trasladada la tierra se fragmentó en pequeñas astillas.
Las habitaciones 2, 4 y 5 no fueron estudiadas en detalle, las 2 y 4 porque un pequeño agujero preexistente mostraba la inexistencia de ocupación previa, la otra por la acumulación de basura y escombro que la hacía imposible de acceder.
La Habitación 3 es un cuarto de 2,50 por 3,50 cuyo piso está hundido dejando a la vista un gran pozo; por lo precario de la situación, agravado por el que allí hay un apuntalamiento de emergencia que ha quedado suelto y que el pozo está en pleno proceso de derrumbe, fue imposible hacer observaciones. El pozo mide ahora 1,50 metros de diámetro y está cercano al ángulo sureste de la habitación. No hay indicación alguna de que haya tenido una bovedilla de clausura. Debió medir 1,10 metros de diámetro; la profundidad actual es de 3,80 metros. Presuponemos que este pozo es coincidente con la casa del nivel inferior.
Habitación 6: este cuarto está apuntalado y fue complejo para excavar. En el centro de ella había un hundimiento que indicaba la presencia de una estructura subterránea. Con las precauciones del caso se procedió a retirar la capa de cemento del piso para dejar al descubierto un pozo de 1,10 metros de diámetro que debió de haber estado cubierto con una bovedilla de ladrillo de poco peralte, la que al caerse produjo el hundimiento del piso que se notaba ahora. El pozo se conservó en buen estado y el relleno se hallaba hundido 1.05 m. Lo poco que pudo ser excavado por lo endeble de toda la estructura mostró un relleno de tierra con escombro y muy poco material cultural. Presumimos que este pozo está en relación con la casa de 1889 por su ubicación en el cuarto. En el interior se hallaron numerosos fragmentos de huesos vacunos, tanto enteros y largos como quemados y en pequeños fragmentos, algunos cortados con sierra; restos de demolición, vidrio de botella de ginebra y vino, un azulejo del siglo XVIII y algunas lozas del siglo XIX tardío.
El estudio de los “nichos”: así se han denominado agujeros hechos por el propietario rompiendo los cimientos, que a su vez son paredes del túnel, los que al mostrar la tierra del otro lado permitió hacer observaciones interesantes. El Nicho 1 es una abertura hecha a 70 cm del techo que mide unos 50 cm de ancho. Fue abierta atravesando un muro de 40 cm de espesor. Lo que se observa son dos niveles horizontales superpuestos, uno inferior de escombro de cal y otro superior de tierra negra con pocos restos de demolición. Es similar al Nicho 3 y al 5, al mostrar los dos niveles principales de ocupación del sitio.
El Nicho 2 mide dos metros de alto por 80 cm de ancho y fue hecho en un muro de 35 cm de espesor. Dentro de él se observa una capa de tosca que tiene encima tierra negra natural (humus) y luego una serie de estratos que incluyen escombro hasta que a 1,20 metros del piso se encuentra un contrapiso y el piso de baldosas similar al de la habitación 1, salvo por el hecho de que sin el piso de ladrillos que fue descrito por debajo de las baldosas. Por encima hay dos estratos con una separación oblicua producto del proceso de rellenado del sitio, uno de escombro y tierra negra y el otro de escombro con mucha cal.
Los materiales culturales encontrados son tan pocos que realmente casi nada se puede decir dado que no hubo realmente una excavación sistemática; la mayor parte del esfuerzo fue puesto en limpiar, observar, relevar e interpretar. De todas formas lo encontrado en contexto permite resumirlo así: en el pozo de la Habitación 6 se encontró loza y vidrio del siglo XIX, en el interior del pozo de la Habitación 1 hubo material constructivo y hueso quemado con carbón que ya interpretamos de un fogón trasladado con la tierra, y los pocos objetos identificables son materiales de construcción, lozas y clavos que cubren todo el siglo XIX; entendemos esto como parte de la obra hecha para edificar la primera casa. No casualmente los dos únicos fragmentos de cerámicas de tamaño mayor fueron hallados en el relleno del piso de esa habitación por los obreros. Sólo una excavación sistemática puede determinar mayores precisiones para correlacionar la cultura material con las observaciones arquitectónicas y documentales.
Respecto al material óseo estudiado se hallaron 376 huesos o fragmentos siendo la mayoría de vacunos y el resto de ovinos. Es evidente que se trata de restos de alimentación habitual en la ciudad. Ninguno de ellos fue cortado con sierra eléctrica, ni siquiera con sierra o serrucho, lo que le otorga una cierta antigüedad que parece coincidir bien con el contexto general de inicios del siglo XIX para la primera casa en el sitio. El haber estado quemados o calcinados en su mayor parte parece indica también alimentación. Pero la fragmentación tan grande y su dispersión entre la tierra y el escombro en el interior de la Cuadrícula 1 son soporte para la idea de que la tierra para rellenar ese pozo fue sacada de algún lado en donde ya estaban esos huesos los que en el traslado se quebraron. ¿Estaba esa tierra en el jardín del fondo donde se arrojaban los restos de la comida y el fuego?, ¿es la comida de la obra de la primera o incluso de la segunda casa?, imposible saberlo; quedan estos y otros interrogantes para futuras excavaciones.
En diversas excavaciones hechas en la zona de San Telmo hemos visto que era habitual el dejar los pisos de las casas que se demolían, sin tocar, para colocar los nuevos bastante más arriba. En la Imprenta Coni logramos reconstruir tanto con la excavación como con los documentos históricos una larga secuencia de edificar y demoler, preservando o usando lo anterior, no sólo por cuestiones económicas sino para lograr una mayor calidad de vida interior: menos humedad, mejor desagüe, temperatura estable; para la mitad del siglo XIX se lo hace también por otro motivo: elevar la casa para darle majestuosidad y perspectiva como símbolo de status social. De esa manera se demolía la casa hasta el nivel del piso, dejando a éste, los que hubiera debajo, los cimientos y a veces las primeras hiladas de las paredes, bajo un relleno para el piso de la casa nueva. Ese relleno es, casi siempre, restos de la demolición de lo precedente, acompañada con los desperdicios de quienes hicieron el trabajo. La casa en Defensa 1460 resulta así un caso similar a lo ya observado. ¿Cuál es la diferencia? Posiblemente el túnel o galería de servicio de la casa de los Pontremoli, dejada fuera de servicio con la casa que aun existe. Ahora, cerrado y abandonado, presente una imagen curiosa al observador moderno y nos permite penetrar hacia las arquitecturas precedentes sin levantar los pisos de la casa actual. Resulta poco claro para la actualidad este sistema de circular bajo tierra a lo largo de la casa sólo para que personal de servicio no sea visto entrando y saliendo, o tener esos sótanos de aire enrarecido, pero así era la vida urbana cotidiana en su tiempo.
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