Hallazgos arqueológicos en la Casa de Liniers: un cascabel de cobre y una tijera de bronce
Estas notas tienen por objeto mantener a los interesados en contacto con las excavaciones y hallazgos que se llevan a cabo en el trabajo encarado porla Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico, dado el interés que ha despertado este conjunto de los siglos XVII y XVIII debajo de la que fuera la casa del Virrey Liniers en San Telmo. En este artículo, que es el número 4 de la serie y escrito en el año 2012, se hace mención a dos hallazgos como fueron un cascabel de cobre y una tijera de bronce.
En el mismo contexto de los siglos XVII tardío y XVIII temprano (1650-1750) que estamos excavando y que parece ser homogéneo bajo todo el patio de la casa, además de lo ya visto se hallaron esta semana estos dos objetos peculiares, que ahora al limpiarlos y restaurarlos los entendemos bien: una tijera despabiladora y un cascabel.
Las tijeras para cortar el pabilo de las velas, gruesas y de grasa animal, eran importantes en cualquier casa de cierta categoría. No se arreglaba soplando porque no se apagaba, el pabilo era demasiado grueso. La tijera lo cortaba y metía la ceniza dentro de una cajita (¡eso era ser elegante!). La encontrada es de bronce aunque muy maltratada, es evidente que antes de descartarla por haberse roto una pata por su uso, intentaron arreglarla pero luego la doblaron hasta quebrarla. El perno está muy desgastado lo que indica que la usaron mucho.
El cascabel es un fragmento mayor y otros menores, de cobre, cuya identificación no ha sido sencilla. Eran habituales para colgarse en la ropa, en los arneses de los caballos o en las mortajas de los muertos. Parece que era eficiente para ahuyentar malos espíritus y para el mal de ojo. Vean el cuadro de Velázquez y está todo dicho en pleno siglo XVII en que se ve este niño con los cascabeles colgando por todo el cuerpo. Este debió medir2.5 cmde diámetro –medida estándar colonial- con argolla superior soldada, su estado es en extremo delicado por lo delgado del metal con que fue fabricado. La unión entre partes es invisible y soldada también.
Es evidente que funcionó bien ya no encontramos ninguna de ambas cosas (ni los demonios ni el mal de ojo, quiero decir).
Esto, con la moneda de plata, la mano de azabache, las hermosas cuentas de collar y el enorme conjunto de objetos y cerámicas encontradas, le dan al sitio una significación interesante en el cambio de los siglos XVII al XVIII de Buenos Aires, épocas tan poco conocidas en su cultura material. Y esto recién empieza.