«Proyecto Arquitectura Colonial de la Ciudad de Buenos Aires: Muro de la calle Venezuela 543/7»royecto Arquitectura Colonial de la ciudad de Buenos Aires: muro de la calle Venezuela 543/7
El artículo «Proyecto Arquitectura Colonial de la Ciudad de Buenos Aires: Muro de la calle Venezuela 543/7» de la Lic. Mónica E. Carminati y el Arq. Guillermo R. Paez fue una ponencia presentada en el 3er Congreso Nacional de Arqueología Histórica realizado en la ciudad de Rosario (provincia de Santa Fe, Argentina) entre los días 18 y 20 de mayo del 2006 en la Escuela de Antropología, Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario.
El Proyecto Arquitectura Colonial de la ciudad de Buenos Aires comenzó a desarrollarse a fines del año 2005, en el marco del Programa de Arqueología de la Arquitectura del Instituto de Arte Americano Mario J. Buschiazzo – UBA.
Su objetivo es la identificación y análisis de construcciones coloniales o restos de ellas, que se encuentran dispersas en la ciudad de Buenos Aires, y que por diversos motivos no han sido consideradas como tales hasta el momento. Este es el caso del muro medianero de la propiedad ubicada en la calle Venezuela 543/7, cuyo análisis estratigráfico y la determinación de sus fases constructivas, constituye el objeto de la presente investigación.
Introducción
Este proyecto de investigación se inició a fines del año 2005 y se desarrolla en el marco del Programa de Arqueología de la Arquitectura del Instituto de Arte Americano Mario J. Buschiazzo – UBA. Su objetivo principal es la identificación y el análisis de aquellas construcciones coloniales o restos de ellas, ubicadas en distintos sectores de la ciudad de Buenos Aires, que no han sido consideradas como tales hasta el momento, por encontrarse enmascaradas por obras posteriores que las ocultaron, o por formar parte de una tipología más modesta como lo es la arquitectura doméstica. Esta situación se da con mayor énfasis en los casos correspondientes a las clases más bajas, ejemplos que al momento han sido poco estudiados. “Arquitectura Colonial: Se aplica a la actividad proyectual y edificadora llevada adelante durante la dominación hispánica. Abarca un variado registro de construcciones que se clasifican según la función cumplida”. (Liernur, Aliata, 2004:107)
En el transcurso de los últimos años hemos trabajado en edificios situados en distintas zonas de la ciudad, observando que algunos de estos -El Mirador de Sábato (Schávelzon 2002), La Casa del Naranjo (Paez 2005), La Casa de Perú al 800, El muro de la calle Venezuela 543/7 (Carminati, Paez, 2005)- presentaban una característica en común: materiales culturales, técnicas y materiales de construcción correspondientes al período colonial. En función de esta coincidencia, planteamos la posibilidad que esta situación pudiera llegar a repetirse con la aparición de nuevos ejemplos, generando así una visión diferente de la que teníamos hasta ese momento con respecto a la distribución de las construcciones coloniales en Buenos Aires. Como resultado de nuestros interrogantes y con la intención de realizar un aporte al conocimiento de la historia de la ciudad, formulamos este proyecto.
Marco Teórico
Para el análisis de este caso se empleó una metodología de trabajo denominada Arqueología de la Arquitectura, que considera a las construcciones arquitectónicas como “Documentos” capaces de contarnos su historia a partir de su lectura, único modo de no perder su riqueza informativa.
Este tipo de estudios representan la primera fase en el proceso de toda restauración, tomada con criterio científico: no se trata sólo de dibujar a la Arquitectura, imaginada o real, como una manera de conservarla para el futuro, sino de leer en el documento construido la información que nos viene del pasado, para poder comprender su verdadero sentido y valores.
Por lo tanto en estas investigaciones se trabaja con indicadores cronológicos, planos, documentos escritos y con los instrumentos que la Arqueología utiliza para el estudio de los estratos horizontales que son aplicados en este caso para el análisis de los muros, por eso se la llama “Estratigrafía vertical”. Este método de trabajo consiste en ordenar y datar las etapas por las que han pasado los edificios hasta llegar a su estado actual, analizando todos sus elementos constitutivos, ya sea los que se les agregaron como los que se quitaron, según las distintas acciones y procesos constructivos o destructivos que sufrieron.
De este modo, a través de una minuciosa observación de las construcciones, podemos llegar a reconocer los cambios menos visibles: los distintos materiales empleados, sus dimensiones, las técnicas constructivas, las distintas etapas, las fechas y los criterios seguidos por los constructores para realizar la obra, que deben registrarse en forma clara, simple y ordenada, empleando fichas, gráficos y fotografías.
Estos datos constituyen herramientas fundamentales para llevar a cabo intervenciones sobre el patrimonio arquitectónico con un carácter crítico y científico, ya que brindan al proyectista los elementos que le permitirán valorar el impacto que tendrá su intervención sobre el edificio y su entorno; en función de esta información estará en condiciones de poder tomar las decisiones más acertadas para cada caso (Carminati, Paez, 2005).
Análisis estratigráfico de un muro: Calle Venezuela N° 543/7
En la calle Venezuela N°543/7 del barrio de Monserrat, se ubica el local comercial de la firma Perú Automotores -en septiembre de 2005 a raíz de las obras de refacción que estaban por iniciarse- el arquitecto a cargo de la obra solicitó al Dr. Daniel Schávelzon la evaluación del potencial histórico-arqueológico de esta propiedad.
El arquitecto Jorge Tomasi fue quien realizó el estudio histórico-documental (Tomasi, 2005), a partir del cual se pudo determinar la fecha de ocupación de los terrenos, ya que existe un documento del año 1764, por el cual el escribano Don Francisco Javier Ferrera registró la venta de esta propiedad (Reg 5. 21/07/1764) por parte de Micaela Aldunate a favor de Don Juan Bautista Patron.
Las obras de refacción del local, contemplaban el retiro de los revoques del muro medianero orientado hacia la calle Perú, para aplicarle un revestimiento de placas de piedra; al ejecutar estos trabajos, quedaron al descubierto una serie de intervenciones que plantearon interrogantes respecto de los cambios, usos y antigüedad de un sector de esta pared, que abarca una superficie de 8,82 metros de largo por 4 metros de alto. (Imagen N° 1)
A raíz de estos hallazgos tanto los propietarios como el arquitecto, se mostraron interesados en comprender el proceso que había sufrido el muro, por lo tanto con el propósito de efectuar su análisis e interpretación se pusieron en contacto con nosotros y acordamos así nuestra intervención.
Iniciamos las tareas, dando sugerencias e indicaciones a los operarios respecto de cómo proceder al picado de los revoques a efectos de no dañar los estratos subyacentes. Desde el comienzo realizamos un registro fotográfico con cámaras digitales, con el fin de obtener una documentación completa de todo el proceso, que nos posibilitara una observación minuciosa de los detalles en el laboratorio.
En primer término se efectuaron tomas seriadas y correlativas que nos permitieron -a partir de su procesamiento con el programa Photoshop- obtener una composición fotográfica de manera tal de trabajar con una imagen unificada del muro. Este procedimiento se repitió una vez que el revoque fue picado completamente, momento en el cual también se tomaron medidas de los materiales que lo componían y se anotaron características de los ladrillos, juntas, etc.
En la etapa siguiente, se procedió a la identificación de las unidades estratigráficas que componen el muro, entendiendo por Unidad Estratigráfica (U.E): “diversas partes homogéneas caracterizadas por una única voluntad constructiva y realizadas en su mayoría con el mismo material, los mismos instrumentos y la misma función específica.” (Domínguez Beltrán de Heredia, Escribano Ruiz, Paez, Sánchez Zufiaurre, 2004).
Se detectaron de este modo 122 unidades estratigráficas, que fueron dibujadas sobre la imagen unificada del muro, utilizando distintos colores. (Imagen N° 2)
Se confeccionó una ficha para cada U.E. en la que se describieron sus características y relaciones de anteroposterioridad. A partir de esta información se establecieron las relaciones estratigráficas reciprocas entre cada una de ellas.
La interpretación de las unidades estratigráficas, de sus relaciones temporales, y de sus características materiales, nos permitió en una nueva etapa de análisis, comprender los cambios ocurridos y agrupar las U.E. en “Actividades” en función de sus características en común (Domínguez Beltrán de Heredia, Escribano Ruiz, Paez, Sánchez Zufiaurre, 2004).
Posteriormente pasamos a la agrupación en Fases Constructivas, constituidas por “aquellas actividades realizadas en un mismo período de tiempo en el que el edificio mantuvo una configuración espacial homogénea, diferente a la de las demás fases” (Domínguez Beltrán de Heredia, Escribano Ruiz, Paez, Sánchez Zufiaurre, 2004).
De esta forma llegamos a determinar tres momentos constructivos:
- Un sector construido con ladrillos de 40cm. x 20cm. x 7cm., mortero de barro, asentado sobre un cimiento, del cual se conservan entre 3 y 5 hiladas con ladrillos colocados de “punta”.
- Dos nichos, que fueron abiertos con posterioridad en el sector anterior, concebidos de modo intencional para ser utilizados como estufas a leña, cegados cuando quedaron en desuso.
- Intervenciones modernas que incluyen una serie de alteraciones realizadas a partir de los distintos cambios que sufrió el edificio: entrepiso de hormigón, instalación eléctrica, ganchos e insertos metálicos, un caño de plomo de una vivienda lindera que traspasó la medianera quedando a la vista en la antigua estufa-hogar, y reparaciones varias que se realizaron a través del tiempo.
Para la cronologización de las fases constructivas trabajamos cruzando la información surgida de la investigación histórica (documentos, testamentería, planos), con el relevamiento de U.E. Esto nos permitió fechar las distintas etapas del muro, entre los siglos XVIII y XX, tomando como punto de partida las siguientes observaciones:
- El sector más antiguo corresponde al siglo XVIII; esta cronología está sostenida por el tamaño de los ladrillos (Moreno, 1995:94), las características de su factura y las juntas realizadas en barro, materiales típicos de este momento constructivo en nuestra ciudad.
- Los documentos históricos nos confirman que esta propiedad ya existía para mediados de ese siglo; esta afirmación se basa en un documento del registro notarial de la venta que se efectuó en 1764 – existente en el AGN- lo que también nos hace suponer que dicha propiedad es anterior al citado año.
- En ese mismo sector se observó un conducto vertical, dejado intencionalmente en el muro a través del cual se canalizaba el agua de lluvia desde la azotea a la cisterna. Su frente original se perdió -habitualmente estaban construidos con ladrillos colocados de panderete- debido a que fue reutilizado, colocando en su interior un caño que cumple actualmente con la función de desagüe pluvial. “La canalización de las lluvias se realizaban por medio de pequeñas zanjas o con albañales, o las más difundidas, que estaban construidas en ladrillos asentados con morteros de cal, y que podían ser cubiertas o descubiertas…” (Moreno, 1995:108).
- En el sector más antiguo se encuentran también dos nichos de estufas, pero en este caso, se observó claramente que estas instalaciones no son contemporáneas con la construcción de dicho muro, ya que los ladrillos del contorno poseen signos de haber sido picados para su construcción, no presentando las características de una obra original. Otro dato interesante lo constituye la presencia del mortero de revestimiento interior del nicho -se trata de un material rústico, compuesto por cal y polvo de ladrillo- que se corresponde con el tipo de mezcla utilizada en el momento en el que se estima que fueron construidas ambas estufas.
“El uso de la estufa fuése introduciendo muy lentamente, pues parece que se miraba con terror; sin embargo muchos buscaban refugio contra el frío en el brasero, mil veces más perjudicial que aquella. Pero poco a poco se fue comprendiendo que la estufa es un medio excelente para producir una temperatura agradable en nuestras piezas, comúnmente húmedas, sin los incontestables inconvenientes del brasero”. (Wilde, 1960:20) - En el inventario del testamento de Don José María Rojas y Patrón -realizado el 8 de julio de 1877- que habitó esta propiedad desde el año 1843, se detalla que en la primera y segunda habitación había “estufa de mármol y chimenea”, datos que sitúan a dichas estructuras, como modificaciones llevadas a cabo en el transcurso del siglo XIX.
En una etapa posterior nos ocupamos del análisis de la documentación planimétrica -a partir de la cual pudimos verificar las modificaciones que sufrió el edificio acorde con sus cambios de usos- que fue confrontada con las distintas U.E. relevadas, permitiéndonos determinar en función de las fechas de las modificaciones de obra, su cronología:
- Catastro Beare -1860/70- figura la planta de esta propiedad, en la que se distingue su acceso central, patios y distribución espacial.
- Plano Archivo de Obras Sanitarias de la Nación -1889- se observa la existencia de un tabique interior -ubicado entre la primera y la segunda habitación- que se corresponde con las U.E. N° 144 y 145, denominadas “pared transversal”; que luego fue demolido, según se observa en el plano del Archivo de O.S.N. del año 1955. En el corte correspondiente a este mismo plano se determinó una diferencia de nivel -entre el interior y la vereda de aproximadamente un metro- que podría obedecer a los cambios en la topografía de la ciudad originados por las ordenanzas que el virrey Vértiz dictó en el siglo XVIII.
- Plano Archivo de Obras Sanitarias de la Nación -1941- se continúa manteniendo la diferencia de nivel entre en interior y la vereda.
- Plano Archivo de Obras Sanitarias de la Nación -1955- desaparece el tabique interior entre la primera y la segunda habitación, continúa la diferencia de niveles entre el interior y la vereda, con lo cual determinamos que el nivel actual del piso interior –coincidente con el nivel de la vereda- se modificó en años posteriores a este plano. Por lo tanto al descender el nivel de los solados interiores, se conservó el muro original, submurándolo, para llegar así hasta el nuevo nivel del solado interior. De este modo por debajo del sector de mayor antigüedad -U.E. N° 113, 114 y 115- se halla uno más moderno, correspondiente con la submuración -U.E. N° 101, 103, 103 y 104- generándose así una estratigrafía invertida.
Puesta en valor del muro
A raíz de los hallazgos realizados al picar los revoques de la medianera orientada hacia la calle Perú, tanto los propietarios como el arquitecto se mostraron interesados en llevar a cabo los trabajos necesarios para la comprensión de los procesos constructivos del muro, su conservación y exposición como testimonio de su historia.
En primer término, en función de nuestras sugerencias se retiró el revoque, de modo tal de dejar expuestos los eventos correspondientes a las distintas etapas constructivas. Luego se procedió a la limpieza de la superficie que quedó al descubierto, cuidando de no dañar los materiales producto de las distintas intervenciones, a efectos de proceder a su consolidación.
Por otra parte se planteó el diseño de una serie de paneles explicativos, en los que se volcó la información resultante de la investigación histórica, del análisis estratigráfico, y de las conclusiones, a partir de las cuales llegamos a determinar la secuencia temporal de los cambios que sufrió esta propiedad desde el siglo XVIII, generando un sector de exposición permanente en la sala de espera de los clientes del concesionario.
De este modo se logró generar un espacio en el cual el público, mientras espera a ser atendido puede interiorizarse de una parte de la historia de la ciudad, a través de paneles en los que se detallan los trabajos llevados a cabo durante el relevamiento, análisis estratigráfico e interpretación del proceso constructivo que sufrió el muro medianero a lo largo de los años y como testimonio de las distintas actividades acaecidas en el lugar.
Este tipo de intervenciones nos permite desarrollar una doble lectura: desde el punto de vista profesional nos facilitó el acceso a una propiedad privada, como objeto de análisis: nos brindó la posibilidad de comprender una sucesión de procesos desarrollados a lo largo del tiempo, elaborar un diagnóstico de la situación actual y una propuesta de intervención para su conservación y puesta en valor. Con respecto a los propietarios significó una toma de conciencia respecto de la carga patrimonial que posee su propiedad, el significado histórico, la posibilidad de su difusión y el valor agregado que todo esto implica a nivel económico. (Imagen N° 3)
Agradecimientos
Queremos expresar nuestro agradecimiento a los dueños y al personal de la Concesionaria Perú Automotores, al Arquitecto Héctor Karp, al Dr. Daniel Schávelzon y al Arq. Jorge Tomasi por el apoyo recibido.
Bibliografía
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Domínguez Beltrán de Heredia, Idoia Carlota, Sergio Escribano Ruiz, Guillermo Raúl Paez, Leandro Sánchez Zufiaurre, 2004, La Arqueología de lo construido: Aplicación de Arqueología de la Arquitectura en el estudio de las murallas de Salinillas de Buradón (Alava, España). Ponencia presentada en el XV Congreso Nacional de Arqueología Argentina, Río Cuarto, Córdoba.
Liernur, Jorge, Fernando Aliata, 2004, Diccionario de Arquitectura en la Argentina. Estilos obras biografías instituciones ciudades. Tomo C/D. Clarín Arquitectura. Buenos Aires.
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