Hallazgos arqueológicos en la Casa de Liniers: grupo de tejas especiales
Estas notas tienen por objeto mantener a los interesados en contacto con las excavaciones y hallazgos que se llevan a cabo en el trabajo encarado por la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico, dado el interés que ha despertado este conjunto de los siglos XVII y XVIII debajo de la que fuera la casa del Virrey Liniers en San Telmo. En este artículo, que es el número 10 de la serie y escrito en junio de 2012, se hace mención al hallazgo de un grupo de tejas especiales.
Durante las excavaciones hemos encontrado, entre cerámicas y objetos diversos que mantienen las ideas centrales de que se trata de un contexto doméstico de los siglos XVII tardío y XVIII, cinco fragmentos de tejas que resultaron muy peculiares, o al menos no recordamos haber visto nada igual en Buenos Aires. Y por cierto que tejas se han estudiado varias decenas de miles, siendo todas del tipo español tradicional, perfectamente homogéneas y reconocibles, hasta que aparecen las que son diferentes. Recordemos que las tejas francesas, planas e industriales, son típicas de la segunda mitad del siglo XIX. En esta misma excavación hemos encontrado varios centenares de fragmentos, pero estos dos son diferentes.
Una de ellas parecería ser una teja “de cumbrera”, es decir la que va en la parte superior del techo dividiendo las dos aguas, es decir la colocada en línea en la parte más alta. De allí su peculiar forma de paredes curvas pero hacia arriba, no hacia abajo como toda teja. No está demás aclarar que en una teja, por más fragmentada que esté, es muy sencillo saber cuál es el lado de arriba y cuál el de abajo: como se hicieron en moldes de madera –no son hechas en los muslos como es tradición sostener, ya que el nombre viene por la forma y no por tener miles de esclavos quietos por semanas con las piernas levantadas mientras se seca la cerámica-, lo de abajo tiene el desgaste de la madera, es rugoso, con arena que sobresale y líneas curvas del agua escurrida (lo llamamos piel de vieja, aunque suene feo). Arriba se las terminaba con una maderita que alisaba formando planos angostos y largos y los bordes se recortaban, por lo que queda lisa.
La segunda teja es normal pero tiene una protuberancia en el extremo más ancho, hacia arriba. Es posible que haya sido usado para sostener algo, pero no otra teja salvo para evitar que se deslizaran por una tormenta, ya que por su propia forma la teja –más angosta arriba, más ancha abajo- no puede correr una sobre otra y así fueron inventadas. ¿Para qué era ese muñón peculiar? No lo sabemos y si bien no es una grave pregunta, es un pequeño interrogante que se suma al otro.
Entenderlo así, fuera de contexto, es aun más difícil, pero de todas formas resultan dos casos diferentes a lo conocido quizás producto de una primer casa que de alguna manera fue distinta a muchas otras. Lo veremos al terminar el trabajo.